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IRÁN E ISRAEL: LA ESCALADA QUE AMENAZA LA REGIÓN

  • Foto del escritor: Alessia Ramponi
    Alessia Ramponi
  • 17 jun
  • 3 Min. de lectura

Foto: AFP
Foto: AFP

(Opinión)


Irán e Israel mantienen una enemistad marcada por la confrontación y la hostilidad, la cual se remonta a factores históricos, políticos y religiosos. El discurso antiisraelí es un componente central de la agenda política e ideológica de Irán, en la cual no se reconoce la existencia del Estado de Israel. Esta postura, que llama abiertamente a su desaparición, forma parte de una narrativa que actúa como herramienta de cohesión social y de legitimación del régimen en el ámbito regional. En este contexto, Israel ve a Irán como una amenaza no solo por negar su legitimidad, sino también por apoyar a grupos armados que desafían sus intereses, como Hezbollah en Líbano y Hamás en Gaza. Además, el desarrollo del programa nuclear iraní, que Israel percibe como un riesgo para su seguridad nacional, ha exacerbado las tensiones entre ambos países, manteniéndolos en un estado de permanente hostilidad.


El pasado 12 de junio, Israel llevó a cabo un ataque dirigido contra instalaciones nucleares y militares en territorio iraní. En respuesta, Irán lanzó misiles hacia Israel, dando inicio un nuevo episodio de confrontaciones directas. Estas hostilidades se suman al ataque ocurrido en abril de 2024, cuando Israel bombardeó el consulado de Irán en Siria, una violación directa a la soberanía iraní. Sin embargo, estos acontecimientos no son hechos aislados, sino que son parte de una larga cadena de enfrentamientos y provocaciones que reflejan una relación profundamente conflictiva, la cual continúa deteriorándose con el tiempo. Esta dinámica de confrontación hace de cualquier incidente una chispa con potencial de desatar una guerra regional.


Ante un Israel cada vez más aislado y con menor credibilidad en la escena internacional, Netanyahu decidió redirigir su atención militar hacia Irán. Más allá de la legítima defensa o del desmantelamiento de programas nucleares y militares iraníes, la estrategia israelí responde a intereses geopolíticos como desviar la atención mediática de Gaza y obtener el respaldo de Occidente mediante la creación de un conflicto regional mayor. Esta táctica busca reforzar alianzas internacionales, dado que Israel anticipa que, ante un ataque iraní respaldado por el discurso de las armas nucleares, Estados Unidos y la Unión Europea tenderán a mostrar su apoyo, incluso en medio de las tensiones generadas por la crisis en Gaza. No obstante, parece difícil que Israel pueda alcanzar sus objetivos sin una operación militar prolongada y sin la eventual colaboración de aliados clave como Estados Unidos.


Mientras Israel intenta justificar sus ataques contra Irán, en los últimos meses ha llevado a cabo bombardeos simultáneos en Yemen, Líbano y Siria, al tiempo que perpetra un genocidio en Gaza. Lejos de ser una defensa legítima, estas medidas constituyen una estrategia deliberada para consolidar su influencia en la región, cometiendo crímenes de guerra a costa del sufrimiento de la población civil. El desarrollo de la crisis con Irán dependerá en gran medida de la respuesta de Israel y de la postura que adopte Estados Unidos, su principal aliado, para contener una posible escalada militar en la región.


La intensificación de los enfrentamientos entre Israel e Irán eleva el riesgo de una guerra abierta y la región podría verse envuelta en un conflicto aún mayor, con consecuencias humanitarias desastrosas. Al margen de ello, es fundamental que la estrategia de Israel de desviar la atención hacia Irán no haga olvidar la situación en Gaza ni las urgentes necesidades humanitarias que persisten allí.

 
 
 

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