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LA FIEBRE DE LA PALMA ACEITERA


Foto: WWF/Jurgen Freund

En el Sudeste Asiático se genera más del 80% de la producción de aceite de palma, siendo Indonesia el mayor productor mundial. El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se obtiene de los frutos de la palma aceitera. Las empresas más conocidas del mundo venden alimentos, cosméticos y otros productos que contienen aceite de palma procedente de plantaciones en Indonesia. Se estima que uno de cada 10 productos en el supermercado contiene aceite de palma. Debido a sus cualidades nutricionales y versatilidad, la demanda mundial aumenta con rapidez. Sin embargo, su cultivo y producción están vinculados a violaciones de derechos humanos, incluyendo mano de obra infantil, y crímenes contra el medio ambiente.


La mayoría de las plantaciones de palma aceitera presentan problemas laborales y las condiciones en las que trabajan las mujeres suelen ser más perniciosas. En el sector trabajan alrededor de tres millones de indonesios, pero la deficiente aplicación de la legislación laboral en Indonesia permite que las empresas comentan actos de abuso laboral en contra de ellos. Además de las condiciones laborales precarias, se han denunciado maltrato, jornadas largas sin contrato formal, salarios bajos e incluso abuso sexual. Los efectos negativos en la salud comienzan a salir a flote debido al manejo de herbicidas altamente tóxicos sin las medidas de protección necesarias.

El cultivo de aceite de palma es el principal factor que contribuye a la deforestación de selvas en Indonesia. Al día de hoy, esta industria ocupa aproximadamente 6,8 millones de hectáreas y se prevé que este numero aumente ya que cada vez más hectáreas son taladas para la siembra exclusiva de la palma aceitera. Como consecuencia de la deforestación, hay más emisiones de dióxido de carbono y especies como el orangután están en peligro de extinción. El orangután es una de las especies más amenazadas debido a la destrucción de su hábitat en donde los trabajadores de las plantaciones los expulsan, capturan, o asesinan al verlos como un obstáculo para sus cultivos. La población de orangutanes se ha reducido en un 90% y en los últimos 30 años murieron más de 50.000 ejemplares.


El aceite de palma es un producto económicamente beneficioso, por lo que las empresas ni las poblaciones locales quieren prohibirlo completamente. El aceite de palma genera ingresos para los pequeños agricultores y les brinda una vía de escape de la pobreza. Por ende, se han hecho esfuerzos internacionales para asegurar las condiciones tanto laborales, como medioambientales para su producción. Desde 2008 existe el aceite de palma certificado y distintas marcas se han comprometido a utilizar aceite sostenible proveniente de plantaciones que cumplan con reglamentos laborales y medioambientales. Pese a todo, el 80% del aceite de palma utilizado en el mercado no está certificado y se continúa consiguiendo de manera ilegal a costa del bienestar de la población y fauna local.

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